El magnífico templo de Angkor Wat en Camboya nos remite a periodos cuasi míticos. En este complejo de edificios, rescatado de las selviferas manos, podemos encontrar múltiples imágenes de Devas. Los Devas son figuras divinas, que en su contexto hinduista original, refieren a las fuerzas naturales o a valores humanos. El término indoeuropeo deva está vinculado a deivai en relación a la palabra dios (Pokorny, 1959).Dentro del Budismo los Devas siguen siendo considerados divinidades pero con algunas consideraciones. Estos morán en distintos cielos acordes a su nivel karmico. Es decir de acuerdo a su desarrollo espiritual, gozan de placeres y poderes acordes a sus méritos. No obstante su beneficiada condición implica en sí un peligro. Si estas figuras se apegan a sus placeres y se corrompen pueden renacer en reinos menos beneficiosos, como el reino humano, animal o hasta en los infiernos. La sensualidad puede incluso con ellos.
En occidente el relato de Damocles, sirviente de Dionisio nos brinda una enseñanza similar. Damocles, había convenido intercambiar por un día lugar con Dionisio, su rey. En el desarrollo de un sensual banquete nota que sobre su cabeza pende, colgada de una fina hebra de crin una filosa y letal espada (Cicerón, 2005, pp.423-424). Consternado por esta visión súplica abandonar su transitorio disfrute para volver a su anterior posición. Nos señala así que todo gozo implica un peligro. Ambas figuras, tanto los Devas como la de Damocles señalan el peligro de los placeres. Fundirse en ellos puede ser puede ser vehículo de extravío. Fácilmente aquellos carentes del temple adecuado pueden, sumidos en el goce, perderse a sí mismos y decaer. Esto puede acaecer incluso a poderosas deidades.
Referencias:
Cicerón, M. T. (2005). Disputaciones tusculanas. Intr., trad. y notas Alberto Medina González. Madrid: Editorial Gredos.Pokorny, J. (1959). Indogermanisches etymologisches wörterbuch. Vol 1. Francke Verlag
Pokorny, J. (1959). Indogermanisches etymologisches wörterbuch. Vol 1. Francke Verlag.