Lucio Aurelio Cómodo o cuando la educación formal no alcanza
Cómodo era bello y atlético, deportista y divertido, cercano al pueblo y sus placeres. Su imagen contrastaba con la de su padre y predecesor en el trono, el célebre Marco Aurelio. A la muerte de éste lejos quedó la disciplina y el orden estoico.
Lucio Aurelio Cómodo participó en las guerras marcomanas contra los germanos donde su padre resultó victorioso. Fue en el mismo frente del Danubio donde el joven Cómodo alcanzó la adultez. A partir del año 175, con 14 años, pasaría a vestir la toga viril y con ella la capacidad de ejercer cargos de gobierno. Pronto su padre lo acercó a la corte para que aprendiera las sutilezas del sabio gobierno. Pero su figura sería de las más inmorales y sádicas, su gobierno será recordado como uno de los más nefastos de Roma. Su mismo nacimiento fue preanunciado como un terrible acontecimiento por sueños premonitorios. Su propia madre soñaría que paría un par de serpientes.
A la muerte de su padre en el año 180 fue declarado emperador. Pronto dejó de escuchar a sus sabios tutores. Su mesa pasó a ser frecuentada “por parásitos que medían la felicidad por su estómago y por sus vicios más abyectos” (Herodiano,1985, p. 99). Estos advenedizos sedujeron al joven con los placeres que encontraría en la capital del Imperio. Así influido, a meses de la muerte de Augusto y sin terminar de dominar a la tribus germánicas partió a la comodidad de Roma. Una nube oscura pasaría a posarse sobre el Imperio. Comenzaría lo que el historiador Dión Casio llamaría “la edad de hierro” (Casio, 2004, Libro LXXII).
Algunos cronistas señalan que desde niño contaba con un carácter irreverente (Picón & Cascón, 1989). Se suele atribuir la conducta libertina y depravada de Cómodo a la licenciosa influencia materna (Sánchez Moreno, E. & Gómez-Pantoja, 2008). No obstante durante la vida de su padre no incurrió en excesos notorios.
Su sabio padre procuró para sus hijas, no los maridos ricos, sino que prefirió por yernos a hombres de vida sobria y ordenada. Preocupado por su hijo, que veía que muy joven heredaría el mando del imperio, procuró los instructores más sabios y reputados. Entre otros el insigne Galeno, padre de la medicina occidental fue su médico y profesor. Cómodo fue formado por la crema intelectual de su tiempo. Se podría afirmar que tuvo a su disposición las más preclaras mentes del occidente de su tiempo, no obstante su vida no fue reflejo de eso.
En la ciudad de las siete colinas Cómodo comenzó rápidamente a corromperse. El ejército a cargo de sus generales consolidaron y sostuvieron las fronteras del imperio. Se disfrutaba de un periodo de relativa paz exterior pero en el seno de Roma comenzaba a crecer el descontrol y el tumulto.
Acostumbrado a continuas borracheras y al desenfreno sensual rápidamente comenzó a delegar sus funciones a amigos y conocidos. Dio cargos y títulos a personas de reprobable conducta a las cuales conocía en el transcurso de sus diarias tropelías. Despreocupado de sus funciones, Comodo designó en el año 195 a Cleandro como mayordomo del palacio. Una especie de administrador que por su estrecha cercanía al emperador contaría con amplísima influencia. Con Cleandro se arrecio la corrupción institucional. Se vendieron los cargos públicos al mejor postor. Se subastarán cargos administrativos, políticos y militares. Incluso Cleandro llegaría a vender cargos en el Senado, Consulados y hasta provincias. Dio cargos públicos a desterrados y anuló sentencias (Picón & Cascón, 1989). Mientras tanto, Cómodo disfrutaba en su finca Laurentium convertida en un lupanar. La finca antes había sido hogar de la noble gens Quintilia, familia a la que había asesinado.
El joven emperador violó cuanto norma sustentaba la tradición. Combatía desnudo, se presentaba con prendas de afeminado o directamente vestido de mujer. Humillaba, torturaba, violaba o asesinaba a quien quería. Quitaba ojos y pies incluso a veteranos romanos discapacitados que torturó y mato en la arena del circo bajo el clamor cómplice del populacho que lo idolatraba.
Ningún ámbito escapaba a su perversión desde los alimentos a la religiosidad. Declaro sacerdote del culto de Hércules a su amante hombre más dotado. Se inició en el culto extranjero de Isis al tiempo que mandaba a torturar a sus sacerdotes. Ordenaría amputar los brazos a los sacerdotes de Belona y profanara el culto de Mitra. Al mismo tiempo, por influencia de su concubina Marcia, morigero el trato a los cristianos (Casio, 2004), por entonces una religión subversiva.
La corrupción del gobierno impulsó reacciones de descontento. Los soldados desertaban, las legiones en Britania se sublevaron y se gestó una intriga que casi acaba con la vida del Emperador. En el año 190 la escasez de alimentos asoló Roma y un gentío se manifestó mientras Comodo disfrutaba en su villa.
A pesar de la corrupción y descontrol económico parte del pueblo siguió favoreciendo a su emperador. Este le retribuía con aportes pecuniarios (Casio, 2004) tanto como con fiestas y espectáculos. En sus luchas en la arena descollaba por su habilidad y puntería. Tanto destacaría como gladiador que, en conjunto con la dudosa moral materna, correría el rumor de ser hijo de la unión adúltera de su madre con un gladiador (Picón & Cascón, 1989). Cómodo llegó a bajar a la arena combatiendo en ella 735 veces, número que se conoce pues ordenaba su registro oficial cual fastuoso evento. Traspasaba animales y combatía, cuando no asesinaba, seres humanos. Este sangriento espectáculo encantaba a la masas a pesar que en los mismos el emperador llegaba a asesinar lisiados romanos incluidos veteranos del ejército.
Rápidamente creció su megalomanía. Se atribuyó descender, falsamente, del emperador Adriano. Se dio el epíteto reservado a Júpiter, se declaró incluso un nuevo Hércules.
Luego de un incendio que destruyó gran parte de la ciudad eterna le cambió el nombre por el de Colonia Lucia Annia Commodiana. En su sinrazón, ordenó rebautizar con su nombre incluso las legiones, la flota y hasta los meses. Finalmente, luego de 12 años de desgobierno, una conspiración le daría muerte, su cadáver deshonrado y se intentó borrar su memoria.
Tal vez nunca se sepa cuáles fueron los motivos de su desquicio. Si fue una supuesta influencia decadente materna, amistades corruptas o una cierta inclinación natural. Llevó una vida sin carencias y tuvo una educación esmerada, pero su poca inteligencia, cobardía y hedonismo se impondría.
Sin el ancla del carácter forjado en la lucha y en la mesura, se apartó de las sabias reglas de la vida y del gobierno. Lejos de la austeridad marcial cayó rápidamente en las trampas de la sensualidad e incurrió en actos escandalosos y reprobables.
Su pulida educación fue insuficiente para orientar su existencia. De poco le sirvió la exaltación del intelecto pues sin el dominio del carácter y el ejercicio de la virtud malamente pueden construir una existencia noble. El hijo de un sobrio estoico, formado por lo mejor de su época, sin control de sus pasiones y con la adulación de los peores se humilló a sí mismo y trajo la iniquidad a su Imperio.
Referencias:
Casio, D. (2004) Historia Romana – Obra completa, Libro LXXII. Madrid: Editorial Gredos.
Herodiano (1985) Historia del imperio romano después de Marco Aurelio. Intr., trad., y notas de Esbarranch, J. J. T. Madrid: Editorial Gredos
Picón, V., & Cascón, A. (Eds.). (1989). Historia Augusta. Madrid: Ediciones AKAL.
Sánchez Moreno, E. & Gómez-Pantoja, J. (Coord.) (2008) Protohistoria y Antigüedad de la Península Ibérica II. Madrid: Silex Ediciones